Hace algunas semanas, la Asociación de Técnicos de Informática (ATI) presentaba su informe sobre la implantación y eficacia de las pruebas de software que se desarrollan en España, en el que éstas quedaban calificadas como ‘deficientes’. En este estudio, Luis Fernández, representante del Grupo Calidad de Software de ATI señalaba que “los datos dejaban patente que las empresas de TI plantean estas pruebas con poco entusiasmo y las consideran un mal necesario, cuando en realidad son un elemento clave para garantizar las ausencia de fallos y la satisfacción del cliente”.

La calidad es fundamental en el software

Uno de los principales motivos señalados en el estudio apuntaba a las 20 prácticas de depuración eficiente y pruebas de software que el Quality Assurance Institute (QAI) considera fundamentales, de las que el sector de TI español sólo aplica un promedio de ocho. Casi la mitad (42,76 por ciento) de las empresas españolas de TI confían sus pruebas y depuración de software a las habilidades particulares de sus profesionales, mientras que solamente un 15,79 por ciento alcanza en su software el quinto y más alto nivel de ‘calidad de primera clase’.

Algunos ‘peros’

Para el director de Calidad de Vector Software Factory, Luis Fernando San Martín, “el estudio no profundiza en un aspecto fundamental en la calidad del software que es la gestión del ciclo de vida de desarrollo orientado a procesos, adoptando algún tipo de estándar como CMMI, ISO9001, etc. Este tipo de gestión permite una mayor eficiencia, pues facilita una detección temprana de los defectos, ya que los errores más críticos se suelen introducir en las primeras fases del ciclo de vida”. De hecho, esta compañía no se siente aludida con los resultados, tal y como manifiesta el directivo, “podemos decir con orgullo que hoy somos unas de las pocas empresas en España en haber alcanzado el nivel 3 de madurez del CMMI. Todo esto permite desarrollar software de alta calidad, garantizando la máxima satisfacción de nuestros clientes”.

En esta empresa, las pruebas que validan la calidad del software son consideradas como fundamentales para obtener los mejores resultados. “Dentro de nuestra estructura existe un área altamente especializada en pruebas de software, la cual ofrece servicios internos y externos de ‘testing’. Como todo servicio, sus actividades se adaptan a las necesidades de calidad de sus clientes, esto es, no es lo mismo evaluar un software para un electrocardiógrafo que un software que se usara temporalmente por tres meses. Esta área, así como las otras líneas de producción de Vector SF, hacen un uso extensivo de métricas midiendo la eficacia y eficiencia de sus actividades con el fin de apuntalar una mejora continua de los servicios prestados”.

Por su parte, Santiago González, director Comercial deMétodos y Tecnología (MTP), asume la valoración negativa del informe, aunque con grandes esperanzas: “Es cierto que la calidad del software en España se mantiene todavía en un segundo plano en comparación con otros países europeos; sin embargo, la necesidad de invertir en calidad del software está empezando a calar en nuestro tejido empresarial y ya resulta familiar entre los directivos de nuestro país, sobre todo en sectores como el de las telecomunicaciones. En nuestro caso, llevamos más de diez años explicando por qué es importante invertir en calidad de software y por eso nos hemos convertido en expertos de referencia”.

Con este fin, la compañía ofrece un servicio externalizado de verificación y validación de sistemas, basándose en buenas prácticas como ITIL y estándares como ISO 20000 para la gestión del Servicio; y una metodología de trabajo basada en más de 10 años de experiencia en actividades de Pruebas y Aseguramiento de la Calidad de Software.

“No nos olvidemos que el software es un producto mental, no restringido por las leyes de la física, es algo abstracto y su calidad también lo es. Por lo que todo el conocimiento de su desarrollo, tanto el de control como el de las características del mismo recae en las personas, en los profesionales, por lo que es fundamental una sólida formación y especialización de los mismos para generar software en forma eficaz y eficiente, y esto implica incurrir en costos iniciales que no todas las empresas están dispuestas asumir”, aduce San Martín.

¿Qué hacer?

En primer lugar, las empresas han de darse cuenta de la importancia que tiene invertir en calidad de software para ofrecer un mejor servicio a sus clientes. “Se maneja el dato de que un euro invertido en calidad puede ahorrar hasta 50 en reparaciones, problemas, pérdida de imagen, etc.”, aclara Santiago González.

Por otro lado, es imprescindible tener en cuenta los tiempos. Algunas empresas solicitan el testeo de calidad una vez finalizado el desarrollo de un software mientras que lo más recomendable es invertir en calidad de software al mismo tiempo que ese desarrollo está en proceso. No es lo mismo ir orientando un proyecto que está en su fase inicial o en proceso, que encontrar fallos graves cuando éste se sitúa en su última fase de producción.

Por último, comenta el directivo de MTP, “el organismo o empresa que verifica la calidad ha de ser independiente del desarrollador. Ya que, en caso contrario, nunca será del todo objetiva con su propio desarrollo”.

En Vector Software Factory señalan como fundamental que las empresas en España adopten una estrategia orientada a procesos a medio plazo. “Además, los incentivos dados por el gobierno son un buen apalancamiento, pero no son suficiente, debe existir una iniciativa empresarial en este aspecto, es decir, una mayor inversión privada”.

Por otra parte, la ingeniería del desarrollo de software es relativamente nueva y no ha alcanzado el grado de madurez (las técnicas empleadas no están totalmente calibradas) de otras ingenierías y esta inmadurez también es trasladable a los clientes.”En realidad esto está cambiando, ya que los clientes cada vez exigen más a sus proveedores y manejan la variable precio-calidad de los productos adquiridos. A esta tendencia, debemos sumar el factor de la globalización, gracias al cual desarrollar software en cualquier parte del globo se hace cada vez más sencillo (la única gran barrera actual es la lingüística), traduciéndose en una competencia cada vez más dura”, concluye San Martín.