Tecnologías revolucionarias

La Internet de las Cosas (IoT) es una de las principales tendencias que marcarán el futuro más inmediato. Así lo refrendaba Elisa Martín-Garijo, Directora de Tecnología e Innovación IBM, durante la presentación de las conclusiones del informe ‘IBM Global Technology Outlook 2011’ que, desde hace 40 años, identifica tecnologías revolucionarias y su impacto social y económico.

Si tenemos en cuenta que en 2020 habrá más de 50.000 millones de dispositivos conectados, según Martín-Garijo, “será necesaria una infraestructura que permita operar y gestionar de principio a fin esta Internet de las Cosas”. Desde su punto de vista, una aplicación evidente de la IoT es la explotación de los recursos naturales que exigirá la implantación de sistemas de análisis y modelado para hacer frente al incremento de la demanda de unos recursos cada vez más escasos.

La explotación de las soluciones de sinergia social también va a obligar a las empresas a cambiar su forma de operar porque, como señalaba la Directora de Tecnología e Innovación de IBM, si cada persona actúa como un ‘sensor’, “habrá que crear un marco que integre la complicación y los conocimientos humanos”. Las organizaciones tendrán que conjugar la información de sus sistemas con la procedente de la relación de las personas con esos sistemas, por tanto, deberán integrar la captura de información a través de distintos dispositivos con el análisis y contextualización a escala de individuo, empresa y sociedad.

Otro aspecto a tener en cuenta “es el cambio de dimensión del tipo de información a gestionar y la complejidad de cómo analizarla” propiciado por el aumento exponencial y continuo de la información. El Big Data es un nuevo recurso cuyo potencial podrán extraer en toda su extensión las organizaciones a través del Big Analytics.

La última tendencia de futuro a la que se refirió Matín-Garijo durante su presentación fue a los sistemas de aprendizaje. Este tipo de sistemas vendrían a sustituir a los sistemas de computación que conocemos ahora y, por tanto, “representan un desafío para la industria, un cambio tecnológico acelerado e implican una transformación importante del ecosistema de los proveedores TI”. Este nuevo tipo de sistemas “tendrá capacidades de autoaprendizaje y estará más cerca del proceso cognitivo biológico”.