Durante años, el mercado de la telefonía móvil en España se ha basado en la subvención de teléfonos a cambio de contratos de permanencia que, en la actualidad, pueden alcanzar hasta los dos años con un consumo mínimo mensual superior a los 6 euros. De este modo, los operadores se aseguraban un numeroso grupo de clientes cautivos que no podían abandonar la empresa. A todo esto, se suma un panorama con las tarifas más altas de Europa, según un informe de la Comisión Europea dado a conocer hace unas semanas.

Sin embargo, la llegada de los operadores móviles virtuales (OMV), como Simyo, ha supuesto una ruptura con este modelo de negocio. Los OMV centran su oferta comercial en unas tarifas reducidas, a lo que tenemos que sumar en el caso de simyo la ausencia de consumos mínimos mensuales y compromisos de permanencia. Y todo esto ofreciendo servicios similares a los que los operadores tradicionales proporcionan.

Según una encuesta realizada por el portal ADSLzone.net entre 1.500 usuarios durante el mes de abril, estos parecen respaldar la nueva filosofía empresarial introducida por los OMVs.

Más del 60 por ciento de los encuestados afirman tener un contrato de permanencia con su operador actual, lo que impide, o al menos limita, la migración a un nuevo operador.

Al ser preguntados por los aspectos que menos les gustan de la telefonía móvil, un 65 por ciento señala elementos relacionados con las tarifas: los tramos horarios, las tarifas diferenciadas según el operador, el precio de las llamadas y el consumo mínimo. Por otra parte, el 35 por ciento cree que lo peor de las compañías de móviles son los contratos de permanencia que aplican y los móviles bloqueados.

Y es que un modelo de negocio como el actual puede suponer perjuicios para los usuarios, que no pueden elegir libremente su operador de móvil. Entre los usuarios con contratos de permanencia, casi el 60 por ciento de los encuestados no fueron correctamente informados de las obligaciones que contraían (consumos mensuales, penalizaciones, plazo de permanencia), y ocho de cada diez usuarios tuvo problemas al intentar que su operadora le liberase el teléfono al término de su contrato.