La conferencia de iiR España cerró sus puertas habiendo conseguido los objetivos marcados: ofrecer las claves más eficaces para diseñar una web atractiva, dinámica, transparente y altamente efectiva, capaz de captar nuevos clientes, al tiempo que mantiene satisfechos a los usuarios habituales.

Durante el encuentro se remarcó la idea de que una web es un escaparate abierto al gran público, y los responsables de contenidos han de tener un cuidado extremo al decidir qué es aquello que quieren mostrar. Es preferible un menor volumen de información, pero bien seleccionada, pertinente y actualizada.

Dado que el éxito de una página web reside en su capacidad para atraer nuevos clientes y mantener vivo el interés de los antiguos usuarios, es preciso convertir al cliente en el protagonista de los contenidos, de forma que estos giren en torno a él y a sus intereses. Esto es posible hoy día gracias a la tecnología 2.0, que permite la interactividad entre la web y su usuario, que está cada vez más presente en el mundo de Internet.

Durante el encuentro, los expertos hicieron hincapié en la importancia de involucrar en el proceso de diseño de la web no solo a los clientes, sino también a los distintos departamentos internos de la empresa, por varios motivos de peso: para empezar, es el personal de estos departamentos el que mantiene un contacto directo con el cliente, el que conoce sus inquietudes, sus quejas, así como los aspectos del negocio que más le satisfacen.

Por otro lado resulta fundamental tener en cuenta las sugerencias de estos departamentos en la configuración de los contenidos de la web si queremos tenerla actualizada. Externamente resulta imposible tener constancia de los cambios que pueden producirse diariamente en las distintas áreas de una empresa, por lo que la comunicación fluida y el entendimiento con los distintos departamentos, a fin de que los contenidos de la web estén 100% actualizados y vigentes.

Otro aspecto a tener en cuenta para que la web sea aceptada por el gran público es el lenguaje en el que no expresamos. Las personas que acceden a una web no siempre están cualificadas para conocer determinados conceptos, y no entiende la terminología empleada por determinados sectores. Es absolutamente necesario adecuar el lenguaje utilizado, sin caer por ello en una sencillez extrema que convierta nuestra web en una herramienta insuficiente, o que peque de simplicidad. La clave estará en encontrar el equilibrio entre claridad y profesionalidad. Esto pasa por una segmentación y personalización del mensaje, para adaptarlo a los distintos tipos de cliente que podamos tener.

En definitiva, una página web es un canal más de comunicación, un engranaje más dentro de un entorno multicanal Entre sus funciones ha de estar la de promover el uso de los restantes canales, ya que una de sus virtudes es la de facilitar un gran flujo de información al respecto (teléfonos, direcciones y demás datos de contacto). No obstante, es fundamental que el mensaje que una empresa difunde a su público sea exactamente el mismo en todos los canales disponibles. La homogeneidad de los contenidos es una premisa indispensable para que el usuario esté bien informado y conozca los servicios ofrecidos con total precisión.

Y es que las páginas web no deben acabar con la filosofía multicanal de las empresas, fundamentalmente porque no todos los usuarios se sienten a gusto navegando en Internet, por desconocimiento del medio, por falta de contacto humano, o por otros motivos.