Opinión
Virtualización y riesgo, continuidad de negocio con entornos virtuales
Una de las tecnologías que más impacto ha tenido en el mercado en los últimos años ha sido la virtualización. Ahora, una organización puede consolidar el número de servidores que ejecutan y hacer más eficientes sus procedimientos de prueba y de desarrollo. Las empresas que han implementado la virtualización y tomado su tiempo para acostumbrarse a ella están buscando cómo puede ser utilizada para cubrir sus necesidades de continuidad de negocio.
Desde una perspectiva de servidor, la virtualización rompe el vínculo entre el sistema operativo (OS) y el hardware subyacente, por lo que facilita la coexistencia de más de un OS ejecutándose simultáneamente en una única máquina física, cada uno trabajando dentro de su propio entorno virtual. Una ventaja se aprecia en los ratios de utilización para servidores que corren máquinas virtuales comparado con el modelo de "un sistema operativo, una aplicación", que es el método estándar para desplegar software. Un servidor estándar conseguirá un ratio medio de utilización de la CPU de entre cinco y quince por ciento, mientras que un servidor corriendo en máquinas virtuales lo hará en una media de entre 60 y 70 por ciento.
Emplear la virtualización en el área de continuidad del negocio está todavía en su infancia y, consecuentemente, hay diversos puntos a tener en cuenta cuando se está considerando su utilización. Aunque ha habido algún progreso en interoperabilidad entre los principales proveedores de virtualización, VMware, SWsoft y Xen, el proceso está todavía avanzando.
Asimismo, perder un servidor físico impactaría sólo en una aplicación, mientras que la pérdida de un servidor dentro de un entorno virtualizado afectará a cada máquina virtual que se ejecuta sobre la plataforma. La independencia del hardware supone que una máquina virtual se puede recuperar más rápido que una aplicación que corre sobre un servidor físico.
Desde una perspectiva de gestión del riesgo, una infraestructura virtual todavía depende de su plataforma de hardware subyacente para disponibilidad. Una reducción en el número de servidores necesitados para proporcionar aplicaciones de la organización se puede ver como una multiplicación del riesgo, ya que si un servidor se cae, afectará a una proporción mayor de aplicaciones de lo que sería posible con sólo máquinas físicas.
Construir un nivel de redundancia dentro de las plataformas de hardware utilizadas es una forma de protegerse contra este riesgo, mientras que tener un centro de datos remoto como recurso protegería a la empresa contra la posibilidad de un fallo que afecte a la organización. Si miramos la virtualización desde un punto de vista de continuidad de negocio, la tecnología tiene mucho que ofrecer. La velocidad de recuperación contra fallos en sí misma sería un beneficio masivo, mucho más si lo unimos a eficiencias de potencia y recursos que ha demostrado la virtualización en los centros de datos. Sin embargo, no es una solución mágica que instantáneamente resolverá todos los problemas de una compañía: serán necesarias una planificación cuidadosa y pruebas del sistema para asegurar que éste ofrece todo lo que se le requiere, y para que no haya problemas de rendimiento de la aplicación afectando a los niveles de disponibilidad.
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