La popularidad y el crecimiento de YouTube anima a muchos jóvenes a intentar hacerse un hueco como profesionales del medio

Algunos de los youtubers más conocidos en nuestro país superan en popularidad a muchas celebrities, como es el caso de “Rubius”, un gamer con más de 15 millones de suscriptores y cientos de millones de visualizaciones en su canal, en el que muestra sus partidas, escenas cotidianas con amigos, y vídeos patrocinados por marcas.

Unas marcas que no dudan en apostar por las nuevas celebrities del 2.0 y es que nuestro youtuber más reconocido corona con la cuarta posición la lista de los canales españoles más visitados y ha sido elegido para participar en YouTube Rewind 2015, el vídeo conmemorativo de YouTube que recuerda lo más visto en la red.

Al ser YouTube una red social tan popular, con un crecimientos que superan el 50% año tras año, “no es de extrañar que muchos jóvenes no duden en hacerse un hueco como profesionales en el buscador de vídeo más famoso”, asegura Marisa Oliver, social media planner & PR en Sensory Communication.

Altruismo o forma de vida

Aunque la mayoría de los que se inician como creadores de contenido en YouTube afirman que lo hacen de forma altruista y por vocación de compartir, lo cierto es que Sensory Communication considera que muchos de ellos, los que experimentan un crecimiento muy alto en poco tiempo, tienden a convertirse en profesionales: “combinan la actividad de youtubers con su trabajo e, incluso, abandonan en algunas ocasiones su profesión o estudios para dedicarse a tiempo completo a YouTube”, afirma Marisa Oliver.

La profesionalización, como ocurre en EE.UU donde se habla abiertamente de youtubers profesionales, en España cuesta algo más de que se consolide como tendencia: los youtubers se inician en la actividad por plena vocación y, según reconocen la mayoría de ellos en sus vídeos, sin pretensiones económicas.

No obstante, la propia red de vídeo apunta que el número de canales que ingresan importes de 6 cifras al año aumenta cada año en torno a un 50%.

El hecho es que crece significativamente el número de youtubers españoles hasta el punto de que el pasar de aficionado a profesional se convierte, para muchos de ellos, en una opción a tener en cuenta.

Es el caso del joven Alex Puértolas, un zaragozano de 25 años que, en menos de un año y con poco más de medio centenar de vídeos, ha superado los 100.000 suscriptores en un canal donde “pone toda la carne en el asador hablando de él mismo y ofreciendo contenido variado”.

Como recomienda Alex Puértolas, que ya cuenta con una agencia de representación, “si quieres iniciarte en la red, una de las premisas es ser diferente e impregnar con tu ADN cada vídeo. Y no hacerlo con afán de ganar dinero”. Unos consejos que dan la mayoría de youtubers españoles como paso previo al éxito.

Crecimiento y engagement

Un caso similar es el Happy Sunny Flower, el canal de Grace Villarreal, una colombiana afincada en España y que abrió su canal mientras vivía en EEUU para hacer amigos y poder hablar en español.

Después de 3 años de actividad intensa y con algo más de 350 vídeos en los que habla de belleza, moda y comparte algunos capítulos de su vida, Grace Villareal tiene más de 450.000 suscriptores y cada mes logra 12.000 nuevos suscriptores.

Youtubers que desbancan a Instagrammers

Un buen indicador del éxito de los youtubers más populares es que cuentan con un engagement 10 veces superior a otros influencers en su Instagram, la red social que más crece en España.

Así, Lovely Pepa, con más de 1.000.000 de seguidores en Instagram y una media de 17.000 seguidores por foto, acumula el mismo número de “Me Gustas” que youtubers como Grace con tan sólo 171.000 seguidores.

Por su parte, Marta Riumbau tiene 166.000 seguidores y una media de 15.000 seguidores por foto; o María Cadepe, con 85.000 seguidores y una media de 8.000 MG por foto.

En el caso concreto de Riumbau, YouTube le ha servido, entre otras cosas, para lanzar su propia marca de ropa, mientras que María Cadepe, que pronto publicará su primer libro, ha conseguido poder patrocinar sus viajes gracias a YouTube, algo que además le permite ser solidaria, pues dona todas las ganancias de la publicidad de esos vídeos a ONG´s.

Como subraya Marisa Oliver, el alto poder de fidelización que los youtubers generan con sus seguidores se debe al hecho compartir algo más que un texto y unas fotos en un blog: el seguidor siente que conoce a los nuevos ídolos, que hablan sobre sí mismos, de tú a tú y miran a la pantalla como si miraran a los ojos de su espectador.

Parte del secreto está en compartir parte de su vida con los seguidores. Por eso, la nueva generación de celebrities se muestran accesibles, contestan los mensajes y escuchan a su audiencia. Esto provoca una fidelización exponencialmente superior al de instagrammers, bloggers y celebrities tradicionales, que no conectan con su público con tanta dedicación.

Por otra parte, dado que un vídeo explicativo influye en la decisión de compra, no es de extrañar que muchas marcas apuesten por confiar parte de su estrategia a los nuevos influencers.

“Con ellos lo tienen todo: productora, canal de difusión, y prescripción. Y hay que tener muy en cuenta que un vídeo explicativo sobre un producto influye un 90% en la decisión de compra: las marcas saben que lo que anuncien los youtubers será visto y saboreado por su público, algo muy difícil de conseguir en la publicidad tradicional”.

Lo que cobra un youtuber

Ese interés que despiertan en las marcas es la principal causa de que la gran mayoría de youtubers profesionales ya tengan agente o están representados por una agencia de talentos, que se encargan de medir audiencias, segmentar y tarificar sus colaboraciones.

Esa colaboración con algunos de ellos puede estar entre los 1.500 y los 6.000 euros cuando tienen menos de 1.500.000 de seguidores y dependiendo del grado de compromiso que requiera la marca por parte del youtuber. Son prescriptores abiertos y con flexibilidad para negociar siempre y cuando la marca encaje con ellos y con su público, algo que los hace más creíbles todavía.

En general, para Sensory Communication “son cifras que pueden llegar a ser muy asequibles para algunas marcas si se tiene en cuenta el ahorro que les supone no tener que contratar a una productora y la penetración que pueden alcanzar con semejante engagement, además el coste por impacto en comparación a otros canales tradicionales es mucho más bajo”

Por otra parte, los youtubers perciben dinero por parte del buscador de vídeos: en torno a un euro por cada 1.000 visualizaciones, dependiendo de las campañas que Youtube tenga en ese momento.

Por ejemplo, en las fechas navideñas, una visita renta mucho más que en otras épocas del año, aunque “no se puede hacer el cálculo exacto, porque también se tiene en cuenta la permanencia de los usuarios, que pueden elegir ver los anuncios previos al vídeo o saltárselos”.