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Análisis

Los pingüinos van a la oficina

21 Septiembre 2007

Como era de esperar, la marea Linux llega a los PCs, puestos de red y entornos de usuario final. Todas las piezas del puzzle que hay que construir para que el sistema operativo abierto trate de igual a igual a Windows están casi a punto. Sólo resta bastante de desarrollo, integración e interoperabilidad para que los pingüinos se muevan con toda libertad por la empresa y jueguen con Windows a los sistemas operativos.

Los pingüinos van a la oficina

Los pingüinos van a la oficina

Cuando Windows XP llegó al mercado en 2001 convirtiéndose en oro molido para Microsoft, era la única plataforma, el único sistema operativo para ordenadores de sobremesa existente en el mercado. Hoy esa escena parece estar cambiando y, de hecho, ya hay quien asegura que Windows debe ir preparándose para ceder espacio a Linux es ese mercado suficientemente amplio y diverso para acomodar a ambos.

La aparición de Windows XP coincidió con el definitivo triunfo de Microsoft Office en el terreno de las suites de productividad y, también, Internet Explorer había conseguido arrinconar a Netscape en el mundo de navegadores Web. Por su parte, Linux, con prestigio en cuanto a plataforma de servidores, estaba lejos de ser considerado como sistema operativo de sobremesa, salvo para algunos incondicionales que también lo utilizaban en ese propósito.

Pero los años pasan y en la industria TI hay cada vez menos cosas inamovibles. De hecho, OpenOffice.org ha ganado adeptos y capacidades hasta ser viable competidor de Microsoft Office. Un avance que, sin ir más lejos, ha obligado a Microsoft a aceptar un modelo más abierto de formatos de archivos.

Por otra parte, de las cenizas de Netscape han surgido Firefox, Opera, Safari y otros navegadores que, paso a paso, erosionan cuota de mercado a Explorer. Y, por último, Linux, como la plataforma y sistema operativo de ordenadores personales y puestos de sobremesa, ofrece sendas opciones de entorno, GNOME y KDE, tan pulidas como para hacer sombra a las reconocidas ventajas de Windows Vista, la más moderna y avanzada edición del sistema operativo de Microsoft.

Linux ha sido un gran competidor de Windows en servidores, pero el gran interrogante es si realmente puede desafiar a Windows como sistema operativo en los puestos de trabajo de las empresas. Una pregunta para la que no hay una respuesta rotunda, salvo para los más beligerantes de uno u otro bando; y que el "depende" es lo más escuchado en boca del resto de los profesionales y usuarios. La idoneidad de Linux como alternativa de sistema operativo depende de sus aplicaciones, su hardware y su nivel de sintonía y de soporte de las aplicaciones, formatos y protocolos de Microsoft.

Aunque Linux ya se ha extendido en estaciones de desarrollo o como un host a través del cual acceder a aplicaciones Web o Terminal Server, hay que reconocer que el sistema operativo está todavía lejos de poder presumir de ser alternativa o sustituto de Windows en los puestos de trabajo empresariales. Para que esto suceda, los proyectos y proveedores que desarrollan sistemas open source han de resolver, ante todo, los problemas de interoperabilidad con el ámbito tecnológico en el que Microsoft ha impuesto las reglas del juego y las empresas han aceptado casi sin excepción.

Por eso, lejos de enfrentamientos y aislamientos, los proveedores que han apostado por el futuro de Linux han de colaborar en la integración de los distintos componentes disponibles en el mundo de códigos abiertos. Y han de hacer esto sin exigir los altos recursos de integración actualmente necesarios, al tiempo que propiciando la apariencia de Windows que quieren los usuarios. Uno de los mayores retos para consagrarse como alternativa del sistema operativo de Microsoft es conseguir la migración de aplicaciones Windows a Linux.

Wine, la implementación open-source de los API Windows para Linux y otras plataformas Unix, permite la ejecución directa de algunas aplicaciones para Windows en Linux. Wine funciona bien en algunos casos, CrossOver de CodeWeaver soporta Office 2003 y otras aplicaciones Windows, y se puede utilizar con otras -Google Earth y Picassa para Linux se basan en Wine-. Para la mayoría de aplicaciones Windows, sin embargo, el soporte de Wine deja mucho que desear como respuesta para la interoperabilidad Windows-Linux.

Una alternativa más eficaz es la entrega de aplicaciones Windows a los clientes Linux a través de Terminal Services, aunque la dependencia de la red de esta solución limitan sus opciones en muchas situaciones.

La virtualización de una sesión Windows o un escritorio Linux es otra alternativa, pero la complejidad, administración y hardware necesario hacen que pierda atractivo. Una buena solución es el utilizar aplicaciones Linux nativas que consumen y producen servicios y ficheros en formatos y protocolos Microsoft. El problema es que los formatos y protocolos clave de Microsoft no están documentados y, por lo general, no se facilitan a los desarrolladores de software open source.

Un buen ejemplo de esto lo tenemos con Microsoft Office. Los formatos binarios de OpenOffice.org, Gnome Office, KOffice y Google Docs y Spreadsheet ofrecen un soporte que no es el cien por cien compatible con Windows. Los filtros de formatos Office de esas aplicaciones gestionan bien documentos sencillos, pero pueden introducir errores en formatos de texto y tablas elaboradas por usuarios de Microsoft Office.

Las compañías que quieran trabajar con documentos complejos y ricos en lo referente a formatos pueden elegir simplificarlos y optar sólo por aquellos que son adecuados para lo que quieren y que tienen garantías de que no se van a corromper por culpa de la plataforma. Así, está claro que en textos que precisen más que texto plano, por ejemplo, edición profesional, ésta tendrá que limitarse y a ella sólo tendrá acceso un grupo limitado de usuarios. De esta manera, el proceso de creación de documento podrá contemplar aportaciones de cualquier plataforma, desde un navegador Web, a un kiosco, un PC doméstico, un teléfono móvil o un equipo con Windows Vista/Office 2007.

Afortunadamente, el soporte de aplicaciones cruzadas se está clarificando de forma considerable. Microsoft ha implementado un nuevo formato XML (Office Open XML) en Office 2007 y ha creado plug-ins que incorporan el soporte de OOXML para versiones anteriores de la suite de Microsoft. Por su parte, Novell ha incorporado esta interoperabilidad con Office 2007 en su nueva versión de OpenOffice.org y es seguro que dicha funcionalidad se mantenga en las futuras versiones de OpenOffice.org.

Además hay al menos tres proyectos en desarrollo para incorporar el soporte ODF de OpenOffice.org en los formatos de Microsoft Office.

Otro desafío en materia de interoperabilidad nos lo encontramos con el mínimo respaldo que Linux proporciona a Microsoft Exchange Server. Mientras Lotus Domino de IBM y GroupWise de Novell soportan clientes Linux, el sistema de groupware empresarial más extendido y utilizado; Exchange Server, deja mucho que desear en lo que respecta a atender clientes Linux.

Evolution, la aplicación groupware más popular para los puestos Linux, cuenta con un plug-in para acceder a las funciones de correo y agenda Exchange. Sin embargo, este desarrollo, denominado Exchange Connector, no ha dejado de dar problemas de compatibilidad desde su aparición en 2002.

De hecho, el conector nunca ha soportado Exchange 5.5 y, en nuestras pruebas, han dado resultados muy variables utilizado con Exchange Server 2000, según la versión de Evolution usada. Por descontado que Connector no funciona con Exchange Server 2007. En conclusión, cuando Exchange Connector consigue funcionar razonablemente bien, su rendimiento está muy por debajo del que ofrece Outlook en Windows.

El problema con Connector se debe a que el software se comunica con Exchange a través del protocolo Outlook Web Access en vez de con el MAPI que utiliza Outlook. Hay un proyecto open source, denominado OpenChange, que precisamente está desarrollando un plug-in MAPI para Evolution. Hay que puntualizar que es posible acceder a correo Exchange con cualquier cliente de mail a través de MAPI o POP, pero esto significa que es necesario descartar algunas funcionalidades del groupware, como la planificación de agenda y el acceso a los contactos en el directorio; es decir, las funciones que más se utilizan.

Por otra parte, también se puede conseguir que Evolution Connector funcione bien con Exchange, aunque requiere considerable destreza y alguna intervención de los suministradores Linux. Según Novell, por ejemplo, sus ingenieros ofrecen programas que solucionan los problemas entre Connector y Exchange. Sin embargo, la compatibilidad del correo Exchange y la agenda de Linux sigue siendo un área problemática.

Aunque los ingenieros de Linux intentan resolver todos los problemas de protocolos y formatos para adaptar el sistema operativo en un entorno de usuario final, realmente grandes obstáculos no están en esa capa sino una por debajo.

A pesar de los progresos de Linux para lograr ofrecer una cierta paridad respecto a Windows, la interconexión entre el escritorio Linux y los servidores empresariales siguen dando los mayores problemas. Existen soluciones como Zenworks Linux Management de Novell y Likewise Management Suite de Centréis, pero el cliente Linux para entornos de sobremesa carece de un marco de gestión sensato que proporcione una respuesta coherente y comparable a los Active Directory y Group Policy de Microsoft. Gran parte de la usabilidad, capacidad de gestión y el rendimiento que Linux ha podido lograr en los últimos años ha sido fruto de los desarrolladores independientes y estas soluciones han sido desarrolladas en workstations autónomas. Ésta es, en parte, la razón por la que Linux ya disfruta de efectos tridimensionales que incluso superan a los tan alabados de Vista, tanto en variedad como en soporte de hardware. Y por esta misma razón, los proyectos dedicados a la seguridad y compatibilidad del escritorio y la gestión de perfiles, anteriores a los mencionados efectos 3D, se han quedado comparativamente rezagados.

El entorno de escritorio GNOME, utilizado por las distribuciones de Red Hat y Novell, proporciona el marco, llamado Gconf, que almacena la configuración de aplicaciones de usuario y los ajustes por defecto. GNOME se distribuye con otros dos componentes, llamados Sabayon y Pessulus, que permiten definir los perfiles de los usuarios y facilitan el bloque de la configuración de escritorio. Sin embargo, estos componentes están en desarrollo y ninguno tiene una aportación clave en GNOME. Según el plan de desarrollo de la versión 2.20 de GNOME, que está a punto de llegar al mercado, el proyecto incluirá el soporte lockdown como protocolo de emergencia para OpenOffice.org y un marco plug-in que permitirá a los desarrolladores extender esta capacidad a sus aplicaciones.

Además, para la versión 2.22 de GNOME, que aparecerá seis meses después de la versión 2.20, la hoja de ruta señala el soporte lockdown para la aplicación Evolution y el cliente de mensajes instantáneos, Gaim, ambos siendo componentes claves de las distribuciones de Red Hat, Novell y Ubuntu. Más allá del bloqueo de interfaces y aplicaciones que aún queda por solucionar en los proyectos GNOME y KDE, hay otra capa subyacente de tareas de bloqueo. Estas tareas se localizan en los puntos de cruce de códigos de usuarios sin privilegios y códigos de privilegios a nivel de sistema, como los relacionados con el acceso de hardware. Red Hat ha estado construyendo una capa de control llamada PolicyKit que hará su aparición en Fedora 8.

En definitiva, todas las piezas del puzzle Linux en el PC y los puestos existen y están al alcance de todos, usuarios, proveedores y desarrolladores. Va a hacer falta, eso sí, mucho desarrollo, integración e interoperabilidad para que podamos visualizar esa interesante, vistosa y, también, eficaz imagen de los pingüinos moviéndose con toda libertad por la empresa, tuteando a Windows y, en definitiva, conformando un sistema operativo extremo a extremo para las aplicaciones empresariales.

Caminos hacia un modelo de Office OpenDocument

Cuando el estado de Massachusetts evaluó la posibilidad de estandarizar todas las operaciones de documentos en un formato abierto, la primera conclusión fue que la única manera de poder realizar esta migración iba a ser el rechazo y la sustitución total de los formatos binarios cerrados de Microsoft Office en favor de una suite rival, como OpenOffice.org, cuyo modelo se basa en ODF (formatos de documentos abiertos) XML.

Ahora parece que los responsables del proyecto van a dar el visto bueno al formato Office Open XML de Microsoft, un protocolo que consideran lo suficientemente estándar y abierto, con lo que la urgencia de incorporar el soporte ODF en los equipos con Microsoft Office se ha reducido de forma considerable. Pero pese a esto, las compañías que desean añadir el soporte ODF a sus instalaciones Microsoft Office ahora disponen de tres alternativas plug-in, que hay que tener en cuenta.

El pasado julio, Sun Microsystems introdujo uno de ellos que permite abrir y guardar archivos ODF en las versiones 2000, XP y 2003 de las aplicaciones Word, Excel y PowerPoint de Microsoft. Este plug-in ODF de Sun se une al add-on OpenXML/ODF Translator, patrocinado por Microsoft, y al Acme376 de la Open Document Foundation, que constituyen el trío de soluciones ODF para las aplicaciones de Microsoft Office. Ante todo, y según nuestras pruebas iniciales, ninguna de las tres opciones ofrece funcionalidades de una compatibilidad universal entre OpenOffice.org y Microsoft Office.

Así, al principio no conseguimos que el plug-in de Sun funcionase con Office 2003. Sin embargo, el problema se logró solucionar copiando un par de DLL a una carpeta utilizada por el traductor de Sun. Este mismo problema DLL también afectó al plug-in Acme376 de Open Document Foundation.

Además, las versiones prelanzamiento de los add-on para Excel y PowerPoint patrocinados por Microsoft aún no disponen de la capacidad de conversión de formatos. Pese a todo, hay que considerar que los tres plug-in son un proyecto en desarrollo y muy prometedores para aquellas empresas que desean establecer una base de interoperabilidad entre las aplicaciones de Microsoft Office y OpenOffice.org. El plug-in de Sun, por ejemplo, se integra muy bien con la aplicación Word y ofrece opciones de guardar, abrir y crear documentos ODF dentro de los menús estándares de Word. La Versión 1.0 del plug-in patrocinado por Microsoft no ha mostrado tener el mismo nivel de integración. En esta solución, las opciones se muestran fuera de los menús de Word. Sin embargo, el plug-in es capaz de convertir documentos entre ODF y Office de manera aceptable.

El plug-in OpenDocument Format de Sun se puede descargar gratuitamente en www.sun.com/software/star/openoffice. El plug-in patrocinado por Microsoft está disponible en www.sourceforge.net/projects/odf-converter, mientras que la herramienta de la Fundación Open Document se encuentra en opendocument.foundation.googlepages.com/home.

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