Poder satisfacer las expectativas relativas al servicio y el contenido de los suscriptores de múltiples dispositivos ha planteado nuevos desafíos y oportunidades a los operadores de red de todo el mundo. Estos poseen la red hasta el usuario final, a la que se conectan todos los dispositivos y a través de la que discurre el servicio. Los operadores necesitan centrarse en gestionar los costes de red para ofrecer estos servicios, al mismo tiempo que intentan aprovechar la creciente adopción de contenidos y servicios para ejercer una influencia favorable sobre los ingresos. Y en el centro de esta oportunidad se encuentra la capacidad de mejorar el rendimiento del servicio para diferenciar verdaderamente la red propia de la de la competencia. Para poder conseguir estos objetivos, estamos siendo testigos de la oportunidad emergente de que los operadores de red desplieguen sus propias redes de entrega de contenido (CDN) y se conviertan en valiosas partes interesadas de la cadena de valor de la distribución de contenidos.

Francisco Arnau

Los operadores de red están asumiendo la consumerización de TI, y especialmente la carga que ello supone para sus redes. Según un informe de Nokia Siemens Networks, más del 85 % del tráfico de la red móvil lo generarán datos móviles, de los cuales un 49 % se entregará a través de dispositivos portátiles en 2015 (1). Al mismo tiempo, la política empresarial BYOD (Bring Your Own Device) no está mostrando signos de retroceso. De hecho, Gartner ha estimado que para el año 2016 dos tercios del personal móvil poseerá un smartphone, y el 40 % de los empleados será móvil (2).

La situación actual a la que se enfrentan muchos operadores de red es que su tráfico se está suministrando desde tránsito e interconexiones externas, lo que no les permite controlar el tráfico enviado y tiene como consecuencia cambios impredecibles y una red muy poco optimizada. Por lo tanto, esta latencia afectará a Internet y al rendimiento de la transmisión de los suscriptores.

Elemento prioritario en la estrategia

Los operadores de redes de entrega de contenido están surgiendo rápidamente como un elemento de la máxima prioridad de las estrategias de los operadores de red para respaldar la entrega de todo el contenido y las aplicaciones, tanto de sus propios servicios como de los de los proveedores de servicios de transmisión libre, u OTT. Perciben el CDN como una forma estratégica y altamente complementaria de ofrecer servicios de contenido nuevos y diferenciados, así como de proporcionar una calidad de experiencia (QoE) superior a sus suscriptores. Desde la perspectiva de los costes, el CDN contribuirá a reducir los costes de la infraestructura de red. Al mismo tiempo, los operadores podrán proporcionar una experiencia integral y de calidad a sus suscriptores a través de una gran variedad de dispositivos conectados a IP (Internet Protocol – Protocolo de Internet).

Como ocurre con todas las nuevas tecnologías, inicialmente cabe esperar una recepción poco entusiasta. En mi opinión, no catalogaría la primera fase del CDN de telecomunicaciones como un éxito en términos de conseguir ingresos o los objetivos de descarga del tráfico. Para comenzar, los servicios que antes ofrecía el CDN de telecomunicaciones estaban de algún modo limitados a transmisión por bit, algo importante pero no suficiente para ganarse a muchos clientes empresariales o del sector de los medios de comunicación. Estos clientes son clave para aumentar la cartera de clientes consolidados y diferenciar los servicios de red, alojamiento web y en la nube. Estas ofertas de servicios necesitarán evolucionar para satisfacer las necesidades de las empresas relativas no solo al envío de contenido, sino también a mejorar la calidad del servicio, simplificar el flujo de trabajo, llegar a un gran número de dispositivos y proporcionar un alcance y una escala globales.